por Daniel Durand
el interpretador “el río”, número 33: mayo 2008 / Ediciones Deldiego, Bs.As., 2000.
Imagen de portada: Daniel Conway, obra (detalle)
“abríamos los ojos abajo del agua
Y veíamos el río por adentro”
Juan Meneguín
Destornillador tornillo música y un pecesito nadando bajo el agua, visto a través de antiparras, por arriba pasa la corriente, el pecesito, vieja del agua, nada en un remanso redondo, un hoyo basáltico, por arriba pasa la correntada que viene así cristalina del brasil de hace dos meses. Escucho el ruido de los chorros, el agua cáe constante en el tanque redondo que hay arriba del techo, veo a la vieja nadar adentro del hoyo, prenderse a los musgos y chuparlos, la correntada me resbala por el cuerpo, me infla la maya, millones de globos blancos salen de abajo de las piedras: aire que embucha la cascada y acá abajo revienta, busca salir desesperadamente para arriba, abro las orejas abajo del agua y escucho el martillazo acuático de dos piedras que se tocan. Palito Pusterla viene y me arranca del fondo de los pelos, no ves que todos te andan buscando, y como voy a ver si estoy abajo del agua viendo como la vieja del agua chupa barro del fondo. Pasa el helicóptero de prefectura mostrando toda la zona de afloración basáltica, abajo del helicóptero el agua pasa, desde arriba no se ve que el agua es correntada adentro de la correntada los dorados cruzan remontando la corriente; abajo casi en el fondo, estoy viendo como la vieja del agua chupa barro del fondo con su ventosa redonda y bigotuda. Viene Palito y me dice sacándome la antiparra no ves boludo que todos te estan buscando, llora mi madre, del miedo que tuvo y de la rabia que tiene, mi hermana llora porque llora mi madre, el perro ladra porque llora mi hermana, los pájaros se vuelan porque ladra el perro, los hijos de Pusterla le tiran piedras a los pájaros, una piedra cae al agua y la vieja se espanta, se muda de comedero. Teo rema, pasa en una chalana por la superficie del agua, va a pescar a los arenales de la Isla de los Lobos, yo miro a la vieja del agua, está chupando unas babas que envuelven una piedra marrón, apenas coletéa para que el agua no la saque del lugar, succiona, me prendo con las manos a las piedras de abajo y avanzo por el fondo en contra de la corriente, después saco la cabeza más adelante y la gente se impacta, cómo puede ser que el agua no lo arrastre y le gane a la corriente, será el mismo, se preguntan, pero hago trampa, avanzo por el fondo agarrándome con las manos a las salientes de las piedras, los turistas vienen de visita a ver la correntada, es muy fácil ilusionarlos, engañados los turistas, como un lector. La vieja del agua se fue dos días y después apareció en el mismo redondel de piedra del fondo, anda un poco más rápido; en el chorro más hondo hay anzuelos, torcedores y piedras luminosas. El agua es energía dice uno que explica porqué es que todo esto va a desaparecer. miro a la vieja chupar y arriba llueve, me paro de un salto, me bajo las antiparras, vino de golpe un viento fuerte, vuela arena, me da frío y me hundo en el agua caliente, el mundo de la vieja no cambia con el viento, me asomo apenas a la superficie, pongo media antiparra fuera del agua, veo el temporal que tienen los que están afuera, mi madre corre atrás de una conservadora de tergopól, a la Tálerman se le vuela la carpa, los que vinieron a pasar la tarde corren a los autos, algunas gotas revientan en mi cabeza y me quedan picando, me hundo en el agua caliente y me prendo a la piedra del fondo.
Nekotai Los japoneses no tenían palabra para decir corbata, la punguearon del inglés, pero la enponjearon: neko de neck, cuello; tai de tie, cola. Sakurako vino a filmar la correntada, de traje, en febrero, quiso hacerse una corbata con forma de dorado, dijo que los pescados son como corbatas y quiso hacerce una con cuero de dorado. Nekotai, nekopez, nekotai, nekopez, sonriente repetía medio tildeitor y filmaba: las corbatas y los peces tienen la misma forma... y filmaba: las corbatas y los peces tienen la misma forma... Coletazos En bicicleta fuimos con Santiago a la costanera, había grupos de amigos y familias pescando, en uno me paré porque vi que sacaban viejas y después las tiraban a la vereda, no las comen a las viejas? le pregunté a uno, me dijo que no que las viejas no tienen carne son pura cáscara caparazón, si que tienen le dije, me bajé de la bici, le mostré que en la cola estan llenas de carne, blanca, sin espinas, es como carne de merluza pero más rica sin el gusto salobre del mar. Los coletazos de las viejas pescadas raspan las baldosas de la costanera, las de adentro dan vueltas y vueltas alrededor del hoyo. Los tiburones nadan en círculos veloces en el acuario del Zoo, no paran nunca y cuando duermen siguen nadando. Dan vueltas los CD, y van pasando al rayo todo lo que tienen. El tornillo da vueltas y vueltas y va abriendo trepanando las hebras de la madera. Mi verga se encajó justa en la concha de Sandé, más larga pincharía más gruesa dolería El avanzar lento del bote por el medio de la noche era como el pasaje de un pensamiento coherente a través del subconciente Calzó una teta de Azote en el hueco de mi pecho, más grande escaparía más chica temblaría.
Final del agua Le mandó, un plomero que llamaron las viejas secas del edificio, un sopletaso de aire a las cañerías, si revientan que revienten, quiere decir que hay que cambiarlas que estan podridas. Reventaron los caños y los cambiaron, ahora estoy viendo un chorrito aguja que salta de un caño que tengo en la terraza, el hilo brilla en el sol, lo paro con la palma de la mano, me hace una cosquilla suave: esta noche cuando esté oscuro y nadie me vea voy a salir al patio, voy a poner la cabeza en el chorrito para reavivar a la vieja del agua, para hacerla coletear. El once seco No hay presión de agua, los tanques estan vacíos, el agua no puede subir hasta allá arriba, las canillas escupen aire, las mujeres cargan agua en baldes de plástico en el Once seco.
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